La imaginación se dispara en esas noches de lluvia que dejan las calles huérfanas. Parece una ciudad fantasma envuelta en una penumbra que sólo rompen las luces de algún coche camino del hogar. Las puertas del parque se cierran como se bajan los telones tras la función teatral. Sólo la fuente desafía ese silencio que se ha instalado en los bancos de madera. Desde lo alto del pedestal Zorrilla sigue vigilando la ciudad, mientras las luces de colores se mezclan con los surtidores de agua. Hace un tiempo marcaron las horas como sus manillas de agua. Ahora son como velas encendidas.
Esta noche dibuja la tentación. Invita a un baño entre sus caricias húmedas. Propone jugar al escondite entre sus pirámides de agua. Seduce con Cuadros modernos juegos de colores. Describe con versos fluidos una locura Hipnotiza y enreda con sus hilos de líquido cristalino. Susurra como las gotas de lluvia: ven, y hacia allí los pasos se encaminan. Sólo faltas tú.
El reloj marca la hora de regresar. La lluvia enlace cayendo como si fuesen lágrimas resbalando por el rostro de los edificios. Otro día más que se prepara para irse a dormir, y se perfuma con aromas de melancolía. Hoy la luna bailará su vals alejada de las miradas de lo curiosos que se asoman cada noche a la ventana, o de esos amantes que se comen a besos.
La calle está desierta. Sólo se escuchan unos tacones que se alejan sorteando los charcos. La noche invita a compartir ese paraguas que es demasiado grande para uno solo. Caminar juntos siguiendo el paso, mientras su brazo rodea mi cintura. Crear un mundo de caricias y besos en ese refugio que se pinta bajo esa tela multicolor. Escuchar sus susurros en mi oído mientras la lluvia forma una cortina alrededor nuestro. Saborear sus labios. Deslizar mis dedos entre su pelo. Detener el tiempo
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